Y SE HIZO LA LUZ....

Estos días ando un poco más relajada en el trabajo, tampoco es que pueda estar rascándome el hongo setero, pero tengo un poco más de margen. Voy a aprovecharlo para asomar la patita, que ya sé estoy desaparecida en combate.

Esto es como eso del comer y el rascar, que todo es empezar, pero a la vez, cuando más tiempo pasas sin escribir nada, se te van oxidando las ideas, las ganas y si encuentras un ratillo, te plantas delante de la pantalla, hoja en blanco mirándote fijamente, y cuando vas a empezar, te dices: y que leches cuento??. Pues en esas estamos, no se que contaros. Me siento hasta rara leyéndome a mi misma, que cosas oye!.

Lo que está siendo mi vida en estas últimas semanas, tampoco creo que tenga mucho interés para vosotros, pero como primera toma de contacto blogueril después de mi ausencia, puede valer no?.

Estoy yendo a rehabilitación, la lesión de la ingle aún sigue dando la barrila. Al final resulta que no es la ingle como le digo yo, es el abductor. Y a estas alturas, aún se desconoce el motivo que la causó.
El caso es que he mejorado bastante, pero aún duele. Aunque puedo hacer movimientos que antes no podía, como por ejemplo abrir la pierna. Bueno vale, si que podía, pero veía las estrellas. Con lo que en cuanto salgo de la ofi, me arreo a carajo sacao a la rehabilitación. Y por tanto llego a casa a las tantas. Primer agobio.

El trabajo estos días es un desmierde, aquí no damos a basto, que leches!! parece que vayamos a sacar al país de la crisis nosotros. Confío en que en unas semanas se pase. Problema: pues eso, que no tengo tiempo ni de ir a echar un pis, literalmente, con lo que menos aún pasar a visitaros, y por supuestisimo no puedo responder a los comentarios que me dejáis, por lo que no me parece justo escribir y desaparecer. Segundo agobio.

Como consecuencia de todo este estrés y esta falta de tiempo, y estas ganas de nada menos de ti, como dice Sabina, pagué el pato con quién menos culpa tenía. La única vía de escape que tenía y la única persona que lograba arrancarme una sonrisa en medio de esta locura de vida. Al único que quería tener cerca, le metí una estocada. Me fui calentando, cada vez más y más y más, hasta que exploté.
Pues si, la cagué. Metí la gamba. Hasta el fondo. Lo que hizo que me angustiara todavía más, si eso era posible. Tercer agobio.

Entre toda esta marea de sentimientos, sensaciones y desazones, y porque soy así de especial, aún hago el más difícil todavía y me complico la vida con rollos y líos de un amanecer que no van a ningún sitio. A lo único que me he dedicado, que me dedico, ha sido a poner trofeos en la vitrina, así, como si fuera betadine, para curar unas heridas que ni siquiera puedo pararme a pensar si tengo. Me busco los problemas yo sola, como me dice mi hermana: estate quietecita y no hagas ná!!!. Pero es que yo no hago nada, estas cosas vienen solas, y que hago??, pues eso. Cuarto agobio.

Si metemos todos estos agobios en una olla exprés, lo aderezamos con unas cuantas agonías y la ponemos a máxima potencia en la vitrocerámica, el resultado......soy yo!!.


Y llegó un momento en que no podía con mi vida.

Pero todo pasa. En esta vida todo tiene solución menos la muerte. No es que ande tocando las castañuelas, pero me mantengo en equilibrio.

Y entre los hilos de ese equilibrio frágil, siempre hay sitio para vosotros.

Gracias por estar ahí, aunque no me manifieste.